La hormona antimulleriana (AMH) estructuralmente es una glicoproteína dimérica. La AMH es un marcador gonadal específico. Esta hormona se caracteriza por ejercer diversas funciones fisiológicas.
– En hombres empieza a secretarse en el desarrollo embrionario, siendo responsable de la inhibición de los conductos de Müller. Se sigue produciendo en la infancia, hasta la pubertad. A partir de ese momento, desciende hasta sus valores residuales definitivos.
– En mujeres se expresa en menor grado a lo largo del desarrollo embrionario. En la infancia su expresión empieza a aumentar progresivamente, debido al crecimiento folicular, hasta alcanzar un pico en la adolescencia media. A partir de ese momento se produce un descenso progresivo de sus niveles séricos, paralelo al envejecimiento ovárico. A partir de la menopausia la AMH pasa a ser indetectable.
Al ser un marcador con funciones fisiológicas diversas, sus aplicaciones también lo son; si bien las más habituales están relacionadas con la fertilidad femenina. Entre ellas:
- Permite conocer la reserva ovárica de que dispone una mujer.
- Permite predecir la respuesta a un tratamiento de fecundación in vitro, inseminación artificial, y otras técnicas de reproducción asistida.
- También puede ser de ayuda en la toma de la decisión de crio-preservar los ovocitos antes de que se agoten, preservando su fertilidad.